La comitiva de trĂ¡ilers, caravanas y camiones siguieron su camino casi dos horas tras el accidente de las lonas del difunto Circo Maravillas. Roberto debĂa ir cabizbajo e intentando pensar en como conseguirĂa las nuevas lonas, pero pese a todo, sabĂa que sus Maestros no tardarĂan en hacerle llegar las que habĂan decidido para el nuevo circo, para el Circo Negro. El conductor, que segĂºn le habĂa contado se llamaba Josep, tenĂa una mujer y dos pequeñas que le acompañaban en cada viaje que el circo realizaba durante los once meses de trabajo por todo el paĂs. Las pequeñas, que obviamente aprendĂan por cuenta del anciano del circo, el cual le enseñaba a leer, escribir y las nociones bĂ¡sicas para luego seguir con la tradiciĂ³n que sus padres habĂan continuado de los suyos, mientras su mujer, Beatriz, se dedicaba a las labores de limpieza de ropas y accesorios junto con otro hombre que viajaba con ellos desde que habĂan empezado esa andadura en el ya quemado, Circo Maravillas.
Se fascinĂ³ con la facilidad que las personas cogĂan confianza con un extraño despuĂ©s de haberles salvado la vida, o al menos eso creĂan ellos. TambiĂ©n le habĂan contado que varios amigos habĂan abandonado las filas por problemas econĂ³micos, se habĂan dedicado a otros menesteres mientras esperaban que el circo reflotara sus funciones. Él, que se imaginaba el final de la conversaciĂ³n, cortĂ³ y le comentĂ³ que podrĂa darle su telĂ©fono una vez estuvieran en el pueblo y que harĂa todo lo posible porque regresaran al nuevo Circo Negro. Nunca se podrĂa desperdiciar almas tan predispuestas a corromperse, y eso es algo que debĂa aprovechar a toda costa, y si se lo ponĂan tan fĂ¡cil no iba a ser Ă©l el que se negara a tan grandioso regalo. La conversaciĂ³n parĂ³ tras esa respuesta y el ambiente se relajĂ³. Se dio cuenta que se estaba ganando la confianza con detalles nimios para Ă©l pero grandiosos para sus nuevos compañeros de trabajo, o de misiĂ³n, mejor dicho. AbriĂ³ la ventana y se dispuso a disfrutar de algo que hacĂa muchos años que no hacĂa, disfrutar del viento en la cara y de los bonitos paisajes que la sierra les regalaba.
Y al fin llegaron al pueblo que les habĂa prometido y era tal y como se lo habĂa descrito su maestro HĂ³rtrux. Entraron por la calle principal y el ritmo de tanta circulaciĂ³n en un pueblo no acostumbrado hizo salir a los habitantes para descubrir al convoy que circulaba por su pueblo. Él aprovechĂ³ para decirle a los demĂ¡s que fueran anunciando su llegada como "Un circo que os harĂ¡ disfrutar como nunca antes." Y eso hicieron, bajaron las ventanillas de los camiones, y al ver que sus compañeros hacĂan lo mismo comenzaron a anunciar su regreso triunfal, o eso deseaba la amplia mayorĂa, al mundo del circo. Los pequeños comenzaron a reir ilusionados pero veĂa que los padres miraban desconfiados, y tuvo la intuiciĂ³n que querĂa revelar por la noche a sus empleados, una que ellos mismos entenderĂan una vez bien explicada pero ahora era necesaria para cambiar las caras de los mayores.
- Josep, anuncia que serĂ¡ gratis durante tres semanas. Lo que necesitamos es pĂºblico para practicar, por el dinero, de momento, no debemos preocuparnos.
- De acuerdo señor.
Y asĂ hizo con cara de asombro. AnunciĂ³ un circo que los harĂa disfrutar como nunca y gratis. Fue notando como las personas mayores cambiaban el semblante y sonreĂan de vuelta a sus pequeños, abuelos, padres, hijos y nietos sonreĂan al ver una oportunidad de ver a un magnĂfico circo en su mismo pueblo durante tres semanas, ¡y gratis! era algo que nunca habĂan vivido, y que nunca vivirĂan jamĂ¡s. AnunciĂ³ que la comitiva paraba para preguntar a uno de sus vecinos donde habĂa un gran descampado para poder alzar el majestuoso circo, aun sin lonas.
- Perdone, ¿sabe usted un sitio grande para poder instalarlo todo?
- ¿Es verdad que serĂ¡ gratis, señor? - preguntĂ³ el joven, Ă¡vido de noticias que confirmaran las voces de los trabajadores.
- AsĂ es, ¿hacemos algo? ¿Te subes y nos llevas al sitio y ves a los animales? Luego puedes regresar con uno de nuestros trabajadores a tu casa. - anunciĂ³ con una sonrisa magnĂfica hacia los padres del joven.
- ¿Puedo de veras? - mirĂ³ a sus padres, los cuales asintieron, asĂ pues, abriĂ³ la gran puerta del trĂ¡iler y el joven subiĂ³ para llevarlos al descampado prometido.
Fueron anunciando la llegada del nuevo circo por toda la calle principal hasta que llegaron casi a las afueras del pueblo donde un grandĂsimo descampado se vislumbraba para regocijo de Roberto y de su nuevo acompañante. Fueron aparcando alrededor del mismo, dejando la entrada vacĂa de camiones y caravanas, ademĂ¡s del centro donde el nuevo Circo Negro se alzarĂa totalmente, dejando un camino directo hacia la carretera por la que los habitantes llegarĂan a las taquillas y las puertas del mismo. Una vez todo listo, bajĂ³ del trĂ¡iler y cumpliĂ³ su palabra con el chico de que fuera a ver los animales mientras comenzaba a dar Ă³rdenes.
- Bien chicos, acabamos de llegar al pueblo donde comenzaremos a practicar las nuevas funciones. Si, puede parecer pequeño pero estĂ¡ rodeado de aldeas colindantes y serĂ¡ un lugar perfecto para ir perfeccionando actuaciones y funciones completas ya que por aquĂ hay muchos niños, como habĂ©is visto, y eso es lo que nos interesa en este momento.
Todos asintieron y Roberto no tuvo que decir mĂ¡s. Cada uno de los empleados se pusieron a construir el esqueleto a la espera de la llegada de las nuevas lonas, que segĂºn los cuervos que comenzaban a rondar el pueblo, no tardarĂan mucho en llegar. Varias horas despuĂ©s, el esqueleto estaba formado, el joven estaba contento en casa tras haber pasado la tarde con el circo y con la confirmaciĂ³n de que era gratis, y las lonas comenzaban a llegar al pueblo. La oscuridad se cernĂa sobre el pueblo, pero habĂa algo que se habĂa alzado aun mĂ¡s oscuro. El Circo Negro estaba muy cerca de abrir sus puertas.
* El capĂtulo anterior ha sido colocado en la pĂ¡gina de la historia en Papel De Tinta Negra. Gracias a todos.
6 abr 2014

Circo Negro, Nuevo Circo, Nueva Vida.
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Autor: JesĂºs V.
Circo Negro
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