Circo Negro, Nuevo Circo, Nueva Vida. - Papel De Tinta Negra

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6 abr 2014

Circo Negro, Nuevo Circo, Nueva Vida.

La comitiva de trĂ¡ilers, caravanas y camiones siguieron su camino casi dos horas tras el accidente de las lonas del difunto Circo Maravillas. Roberto debĂ­a ir cabizbajo e intentando pensar en como conseguirĂ­a las nuevas lonas, pero pese a todo, sabĂ­a que sus Maestros no tardarĂ­an en hacerle llegar las que habĂ­an decidido para el nuevo circo, para el Circo Negro. El conductor, que segĂºn le habĂ­a contado se llamaba Josep, tenĂ­a una mujer y dos pequeñas que le acompañaban en cada viaje que el circo realizaba durante los once meses de trabajo por todo el paĂ­s. Las pequeñas, que obviamente aprendĂ­an por cuenta del anciano del circo, el cual le enseñaba a leer, escribir y las nociones bĂ¡sicas para luego seguir con la tradiciĂ³n que sus padres habĂ­an continuado de los suyos, mientras su mujer, Beatriz, se dedicaba a las labores de limpieza de ropas y accesorios junto con otro hombre que viajaba con ellos desde que habĂ­an empezado esa andadura en el ya quemado, Circo Maravillas.

Se fascinĂ³ con la facilidad que las personas cogĂ­an confianza con un extraño despuĂ©s de haberles salvado la vida, o al menos eso creĂ­an ellos. TambiĂ©n le habĂ­an contado que varios amigos habĂ­an abandonado las filas por problemas econĂ³micos, se habĂ­an dedicado a otros menesteres mientras esperaban que el circo reflotara sus funciones. Él, que se imaginaba el final de la conversaciĂ³n, cortĂ³ y le comentĂ³ que podrĂ­a darle su telĂ©fono una vez estuvieran en el pueblo y que harĂ­a todo lo posible porque regresaran al nuevo Circo Negro. Nunca se podrĂ­a desperdiciar almas tan predispuestas a corromperse, y eso es algo que debĂ­a aprovechar a toda costa, y si se lo ponĂ­an tan fĂ¡cil no iba a ser Ă©l el que se negara a tan grandioso regalo.  La conversaciĂ³n parĂ³ tras esa respuesta y el ambiente se relajĂ³. Se dio cuenta que se estaba ganando la confianza con detalles nimios para Ă©l pero grandiosos para sus nuevos compañeros de trabajo, o de misiĂ³n, mejor dicho. AbriĂ³ la ventana y se dispuso a disfrutar de algo que hacĂ­a muchos años que no hacĂ­a, disfrutar del viento en la cara y de los bonitos paisajes que la sierra les regalaba.

Y al fin llegaron al pueblo que les habĂ­a prometido y era tal y como se lo habĂ­a descrito su maestro HĂ³rtrux. Entraron por la calle principal y el ritmo de tanta circulaciĂ³n en un pueblo no acostumbrado hizo salir a los habitantes para descubrir al convoy que circulaba por su pueblo. Él aprovechĂ³ para decirle a los demĂ¡s que fueran anunciando su llegada como "Un circo que os harĂ¡ disfrutar como nunca antes." Y eso hicieron, bajaron las ventanillas de los camiones, y al ver que sus compañeros hacĂ­an lo mismo comenzaron a anunciar su regreso triunfal, o eso deseaba la amplia mayorĂ­a, al mundo del circo. Los pequeños comenzaron a reir ilusionados pero veĂ­a que los padres miraban desconfiados, y tuvo la intuiciĂ³n que querĂ­a revelar por la noche a sus empleados, una que ellos mismos entenderĂ­an una vez bien explicada pero ahora era necesaria para cambiar las caras de los mayores.

- Josep, anuncia que serĂ¡ gratis durante tres semanas. Lo que necesitamos es pĂºblico para practicar, por el dinero, de momento, no debemos preocuparnos.

- De acuerdo señor.

Y asĂ­ hizo con cara de asombro. AnunciĂ³ un circo que los harĂ­a disfrutar como nunca y gratis. Fue notando como las personas mayores cambiaban el semblante y sonreĂ­an de vuelta a sus pequeños, abuelos, padres, hijos y nietos sonreĂ­an al ver una oportunidad de ver a un magnĂ­fico circo en su mismo pueblo durante tres semanas, ¡y gratis! era algo que nunca habĂ­an vivido, y que nunca vivirĂ­an jamĂ¡s. AnunciĂ³ que la comitiva paraba para preguntar a uno de sus vecinos donde habĂ­a un gran descampado para poder alzar el majestuoso circo, aun sin lonas.

- Perdone, ¿sabe usted un sitio grande para poder instalarlo todo?

- ¿Es verdad que serĂ¡ gratis, señor? - preguntĂ³ el joven, Ă¡vido de noticias que confirmaran las voces de los trabajadores.

- AsĂ­ es, ¿hacemos algo? ¿Te subes y nos llevas al sitio y ves a los animales? Luego puedes regresar con uno de nuestros trabajadores a tu casa. - anunciĂ³ con una sonrisa magnĂ­fica hacia los padres del joven.

- ¿Puedo de veras? - mirĂ³ a sus padres, los cuales asintieron, asĂ­ pues, abriĂ³ la gran puerta del trĂ¡iler y el joven subiĂ³ para llevarlos al descampado prometido.

Fueron anunciando la llegada del nuevo circo por toda la calle principal hasta que llegaron casi a las afueras del pueblo donde un grandĂ­simo descampado se vislumbraba para regocijo de Roberto y de su nuevo acompañante. Fueron aparcando alrededor del mismo, dejando la entrada vacĂ­a de camiones y caravanas, ademĂ¡s del centro donde el nuevo Circo Negro se alzarĂ­a totalmente, dejando un camino directo hacia la carretera por la que los habitantes llegarĂ­an a las taquillas y las puertas del mismo. Una vez todo listo, bajĂ³ del trĂ¡iler y cumpliĂ³ su palabra con el chico de que fuera a ver los animales mientras comenzaba a dar Ă³rdenes.

- Bien chicos, acabamos de llegar al pueblo donde comenzaremos a practicar las nuevas funciones. Si, puede parecer pequeño pero estĂ¡ rodeado de aldeas colindantes y serĂ¡ un lugar perfecto para ir perfeccionando actuaciones y funciones completas ya que por aquĂ­ hay muchos niños, como habĂ©is visto, y eso es lo que nos interesa en este momento.

Todos asintieron y Roberto no tuvo que decir mĂ¡s. Cada uno de los empleados se pusieron a construir el esqueleto a la espera de la llegada de las nuevas lonas, que segĂºn los cuervos que comenzaban a rondar el pueblo, no tardarĂ­an mucho en llegar. Varias horas despuĂ©s, el esqueleto estaba formado, el joven estaba contento en casa tras haber pasado la tarde con el circo y con la confirmaciĂ³n de que era gratis, y las lonas comenzaban a llegar al pueblo. La oscuridad se cernĂ­a sobre el pueblo, pero habĂ­a algo que se habĂ­a alzado aun mĂ¡s oscuro. El Circo Negro estaba muy cerca de abrir sus puertas.

* El capĂ­tulo anterior ha sido colocado en la pĂ¡gina de la historia en Papel De Tinta Negra. Gracias a todos.

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