Jose le puso paños de agua templada para despertarla, y ella se despertó al cabo de unos minutos con una mueca de dolor, y sus manos fueron directas a la cara, pero su marido le aguantó las manos con las lágrimas derramadas por las mejillas. La ayudó a levantarse y mientras él fue a la cocina a por más agua ella se escapó y fue al cuarto de baño a mirarse al espejo. Gritó de terror al verse la cara marcada con los surcos de cera, e intentó arrancárselos.
La cera iba arrancando jirones de piel con sangre, mientras ella tiraba y gritaba de terror, los surcos iban cayendo sobre el lavabo de su cuarto de baño, ella abrió el grifo y el agua iba mezclándose con la sangre. Miriam se miró en el espejo y vio a Arabia detrás de ella riéndose de ella con lágrimas de sangre por las mejillas, mientras se iba acercando a su madre lentamente. La niña comenzó a cantar una canción de cuna, mientras las bombillas del cuarto de baño comenzaron a parpadear. De repente los cristales del espejo saltaron por los aires, rozándole la cara a Miriam.
La niña al cabo de unos segundos, se sentó en el suelo y comenzó a balancearse de atrás para alante. Arabia dejó de cantar, y al cabo de los segundos volvió a hablar, pero la voz era más grave y terriblemente familiar para Miriam....
- ¿Que tal estás hermanita?
Ella se quedó aterrorizada al reconocer a la voz de su hermano Roberto, sin saber que decir se quedó parada delante de Arabia mientras ésta seguía hablando...
- ¿Sorprendida de escucharme?. Claro, seguramente no esperabas que volvieras, ¿no?
- Estás muerto Roberto...no puedes ser tú- dijo temblando de terror.
- Si hermanita, soy yo, y vengo para ajustar cuentas...-dijo soltando una pequeña risa.
- Déjanos en paz, por favor, todo es el pasado, y no puedes hacer nada.
En ese momento Jose entró por la puerta del cuarto de baño y vio el terrorífico espectáculo. Miró a Miriam que temblaba de miedo, mientras que en la cara los surcos de cera emanaban pequeñas gotas de sangre que envolvían el rosto de ésta. Al mirar a Arabia vio algo que no se esperaba. La niña se levantó y miró a su padre, y dijo:
- Me recuerdas, ¿asesino?- dijo com voz lúgubre.
-¿Roberto?- dijo Jose con la voz entrecortada.
-Veo que me recuerdas, cuñadito, estoy de vuelta, vengo a saldar unas cuantas deudas.
- Tú estás muerto, nada de esto es real, ¡tú estás muerto!-dijo Jose muerto de miedo.
- Parece ser que no es problema, según ves.
Jose se puso de rodillas, para intentar hacer algo, y traer de nuevo a Arabia y echar a Roberto, asi que comenzó a hablar.
- Arabia, cariño, vuelve con papá, no dejes que tito mande, eres una niña fuerte, vuelve cariño.
Arabia comenzó a convulsionarse y Jose pensó que había surgido efecto, pero la niña comenzó a correr y se lanzó sobre su padre, dándole una dentellada sobre el cuello, cuando la niña se apartó cayó desmayada y desde la parte izquierda del cuello de Jose, la sangre salía a borbotones.